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Del mismo modo que el estrés puede aumentar la vulnerabilidad a las lesiones, lesionarse es un hecho estresante. Estar lesionados implica dolor, tener que reducir nuestros entrenamientos o actividad diaria, tener que olvidarnos de una competición o reformularnos la temporada, etc.
La incertidumbre, la sensación de falta de control, las recaídas o cronificación, provocan reacciones emocionales negativas que además de afectarnos a nosotros, también afectan a nuestro alrededor. Varios motivos que suponen un cambio más allá de lo puramente deportivo, por lo que será necesario abordar el problema desde una perspectiva global y reductora de ansiedad.
La tarea del psicólogo se centrará en que el deportista pueda manejar sus emociones, haga una recuperación adecuada, consiga reestructurar su calendario, recupere su condición física y llegue a reincorporarse a su actividad en las mejores condiciones posibles.
Los objetivos de la intervención variarán en función de la fase en la que se encuentre la lesión. A grosso modo, si el inicio lo contemplamos en un momento de parón, deberemos trabajar sobre:
1. La respuesta emocional. Aceptar, conocer el alcance y tomar conciencia.
2. Motivación y autoconfianza. Plantear la rehabilitación como un nuevo reto y buscar áreas de control, por ejemplo creando planes de trabajo y objetivos de recuperación, ampliando el conocimiento y teniendo una perspectiva global de la situación.
3. Optimizar el tiempo inactividad. Adaptarse a las nuevas circunstancias y desarrollar planes alternativos.
4. Favorecer el tratamiento, por ejemplo mediante técnicas de visualización para la microactivación de la zona imaginada. Trabajar la tolerancia y control del dolor, así como saber relajarnos.
5. Mejorar habilidades comunicativas. Sí, muy necesario para poder comunicarnos eficazmente con los fisios y saber describir y expresar lo que sentimos.
6. Actitud positiva! Tener un autodiálogo positivo y saber darnos auto-instrucciones que nos ayuden a recordarnos dónde dirigir la atención o aliviar situaciones estresantes
En fases más avanzadas, seguirá siendo importante el trabajo de la motivación y autoconfianza, seguir estableciendo objetivos de recuperación y proponer progresivamente nuevos objetivos relacionados con el triatlón así como readaptarse progresivamente al nuevo ritmo y cambio de actividad. En estas fases cobrará un papel fundamental, anticipar posibles problemas y soluciones, trabajar la frustración y el miedo a la recaída.
Tener una mejor o peor recuperación depende de nosotros, por lo que es fundamental aceptar lo que sucede y buscar soluciones. De hecho, según los datos de Wiese et al. (1991) las siguientes características predisponen a una mejor o peor rehabilitación:
Mejor |
Peor |
Alta motivación interna Determinación y dureza mental Buena disposición a escuchar al fisio Apoyo social Alta autoestima Alta habilidad física Actitud positiva Equilibrio emocional |
Actitud negativa Baja adherencia a la rehabilitación Ignorar instrucciones del fisio Falta de motivación Enfado, miedo, depresión Bajo apoyo social Baja autoconfianza Falta de objetivos bien definidos |
¿Cómo decides llevarlo?